Nuestro principio de utilidad

 

Todas las personas queremos ser y sentirnos útiles, es algo coherente, y que afecta de una manera muy directa a nuestra felicidad. Hace un año, ya comenzamos a hablar de este principio.

 

¿Qué significa sentirnos útiles? ¿Ser útiles? Que valemos para algo, que existen necesidades que nosotros podemos cubrir, vacíos que llenar, cosas que hacer, vidas que contagiar…que nuestro día a día tiene una razón de ser, de existir.

 

Este es precisamente, uno de los males de la crisis en la que nos encontramos. El mal del principio de utilidad. Durante años, hemos aprendido que somos útiles si tenemos un trabajo, si tenemos el tiempo ocupado profesionalmente, si tenemos una retribución económica que nos haga llegar a casa con orgullo, cubriendo nuestras necesidades. Aprendimos que el sentido de nuestra vida está basado en el exterior de nosotros mismos: estudia mucho, consigue un buen trabajo, no pierdas el tiempo con tonterías… Y no nos dimos cuenta, que no se estaba trabajando nuestro interior, nuestra forma de valorarnos, de querernos, de darnos permiso para crecer y disfrutar, de aprender a gestionar nuestras emociones, nuestra forma de comunicar desde el corazón a las personas que queremos.

 

Dejamos que uno de nuestros pilares, nuestra “utilidad” se basara en un castillo de naipes, que no dependía sólo de nosotros, sino de nuestro trabajo. Este es lo que llamo “el mal del desempleado o del parado (como si estuviera quieto)” No sólo por un tema económico, de no llegar a final de mes o hacer auténticos malabares para poder llegar, sino porque merma a la persona: “como no trabajo, no valgo para nada” Y día a día en la búsqueda de empleo me lo repito constantemente…”no valgo para nada”

 

Así que a remangarse, a generar conciencia de lo que nos sucede, y a trabajarnos. Tenemos que desaprender, desarrollarnos y volver a aprender, para no volver a olvidar, que somos útiles. YO SOY ÚTIL, por ser quién soy, por los esfuerzos diarios, por levantarme por las mañanas intentando encontrar más motivos, por intentarlo una y otra, y otra, y otra vez, sabiendo que al final conseguiré lo que me proponga. Un trabajo no puede decirme cuánto valgo, o si soy útil, esa decisión, es sólo mía. “YO SOY ÚTIL”

 

¿Comenzamos?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>